lunes, 25 de enero de 2010

Lo que robé de los restos del naufragio


Razón de ser.

Jugar a ver quién llega más lejos.

Quién tira más de los pelos,

quién muerde los labios más fuerte,

quién tiene la sangre más salada,

quién sabe de malas artes.

De golpe, desapariciones,

asesinada por la pena, la pena,

levantarse, buscarte, gritarte,

atragantarme.

Volar las escaleras. El escalón.

El que me clavaba en la columna

por tu culpa, tu culpa siempre,

tus ganas de unir ombligos

tus destrozos, tus trozos…

Aullidos de socorro.

Jugar a ver quién jode más.

Quién llama menos,

quién de pronto no existe.

El odio repentino nos secuestra

nos vamos a tomar por culo el uno del otro.

El orgullo ese que quema.

Luego perdemos los dos

porque el amor rescata y nos pisoteamos

por tal de dejarnos huella,

nos matamos a bocados.

Mis gemidos la habitación,

tus caricias mi oído.

Lentito lentito nos reajustamos,

volvemos a ser puzzle perfecto.

Volver a la deriva,

tu sitio favorito.

Jugar a ver quién olvida primero.

Bocados a otro,

las malas artes ya ni son artes,

por verte un ratito delante,

locos por escuchar los pulsos,

Medir el dolor, pero ya no vale.

Romper tazas, recortar cometas.

Me transformo en amante dulce,

otras guaridas,

tú mientras estarás fumando.

Otra ventana, otra espalda que clavar

mientras piensas en mí,

porque el juego no acaba,

aunque la última partida

sea mía.






Elena

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